lunes, 13 de marzo de 2017

Una niña... ¡¡de nombre Galia!!

Querida Galia:

Me toca escribirte hoy a ti la carta, porque, no hacerlo, implica no continuar con el blog. Es de recibo.
Galia Micromachine
Cuando te rescatamos eras un saquito de huesos lleno de garrapatas. Pensábamos que tenías 1 mes. Pero te estimaron por lo menos dos meses (los colmillos no podían mentir). ¡Anda que no nos sorprendíamos cuando mirábamos el mínimo espacio entre barrote y barrote por el que pasaste el día que te sacamos de las inmediaciones de la infravivienda! Minúsculo. Siempre pensamos que dos días más, y nunca más te habríamos visto.

La historia fue compleja. Por entonces, vivía en la infravivienda con espécimen humano R y ET. Magníficas compañeras. Pero los tiempos de la abundancia conmigo, no llegaste a experimentarlos tú (son recientes, querida). Así que las posibilidades de tenerte en el mismo espacio eran nulas.




Por ti, Galita, hicimos la locura de recorrernos 1200 km en menos de 24 horas para llevarte a la casita de la sierra. El que ha sido tu hogar.
Previo a eso, hubo una serie de lamentables comentarios de quien "pretendía ayudarte" que me recomendaron que te devolviera al lugar de donde habías salido: la calle. Porque total, lo inmediato de salvarte la vida ya lo habíamos conseguido.
En algún momento, sospeché que esa persona sabía la verdad (o eso quiero pensar... porque si no, la frase se me hace bola) . Y que en un intento de proteger al Umpa, lo soltó y ya.
La verdad se llama Leucemia Felina. Sí Galita. Lo supimos pronto. En cuanto llegaste a la casita de la sierra pasaste revista. Y lloré, ¿eh?. Minúscula con 3 meses y leucemia.
Ya lo sabes, Galia, no tardamos mucho en afirmarnos el plan a seguir: "no pasa nada, lo que viva, que sea feliz y que no le falte de nada"



No sé si fuiste feliz, Galita. Siempre fuiste más pequeña de lo normal. Poquita cosa. El pelo se te puso precioso en algún momento, eso sí. Siempre conservaste la cara que nos hacía pensar que eras hija del "caratriste" (un felino simplón de aquella desgraciada colonia que tenía cara de aflicción perpetua). Asustadiza. Huidiza hasta las 10 de la noche... momento en el que te transformabas en una felina receptora de cariños (muy selectiva, eso sí... no te valía cualquier mano). La conexión real fue con mi progenitora. Siempre dio la impresión de que tenías mucho miedo.

No sé si fuieste feliz, Galita.
Pero nunca te faltó comida, ni rascador, ni una mininaturaleza a tu alcance ni un árbol al que subirte, ni un pájaro al que poder cazar.

Siento si no pudimos hacer más por ti.

Hace poco cumpliste 5 años. Durante ese tiempo, pensé que igual las pruebas se habían equivocado. Porque hasta entonces habías estado estupenda.
El sueño terminó.
La enfermedad despertó.
Hace un mes decidimos que no queríamos que pasases un día más sin comer. Que ya habías pasado demasiados al principio. Que sería romper con la promesa que te habíamos hecho de que no te faltase de nada.


Perdona por no haber estado ahí. Ya sabes que nos despedimos en diciembre... por si acaso. Y ahí quedó.

Si el Umpa vuelve a la casita de la sierra, no sé si te buscará. No sé si se acordará de aquellos juegos interminables. De aquella relación fraternal que solo tuviste con él.

Gracias por estos años en los que nos dejaste soñar.

The dream is over.



Dejo algunas fotos, Galia:




Momentos compartidos con Umpa Lumpa en la infravivienda. Antes de la fuga a la casita de la sierra (imagen de la derecha)


Las siguientes imágenes son en la casita de la sierra:


Compartiendo sofá con la Malaúva. Que también nos dejó, pero hace ya un año. 









Fotos de un día en que te dio por posar







Galia. Galia Micromachine. Alias "estúpido guepardo"