lunes, 2 de marzo de 2015

La fuga del iglú

Querido Umpa Lumpa:

Te mentiría si te dijera que pensaba escribirte nada más hacer el MIR. Lo cierto es que tenía unas ganas de hacer el vago impresionantes que me han impedido durante casi un mes hacer algo más que no sea sobrevivir (comer/dormir/ver pelis).

Pero esto no podía posponerse, evidentemente... 

Y es que Umpitas, pocas cosas hay peores que hacer una mudanza. Y una de ellas es hacer una mudanza con un Umpa Lumpa y un felino simplón (alias "Charlito el bizcocho")
Je suis CHARLIE!! =) 
Nos vamos, Umpa. Nos vamos no sólo del iglú donde hemos estado el último año y medio, sino de la ciudad que te vio nacer. Aparcaremos nuestras posesiones y nos instalaremos provisionalmente  un par de meses en la casita de la sierra, que Charlie aún no ha tenido el gusto de disfrutarla... ¿Y después? Después ya veremos dónde nos lleva el viento... aunque con el culo que se me ha quedado después de 7 meses de engorde no sé yo si nos podrá llevar muy lejos.



A lo que iba. Me levanto cada mañana (o cada tarde, según las horas que decida dormir...) con la intención de desayunar un tazón enoooorme de paciencia. Porque ganas de montar cajas y de fregar suelos tengo poquitas... pero vuestras ganas de facilitar el trabajo están en valores negativos. Sí señores.

Esta situación a derivado en lo siguiente:

1) Establecimiento de base de operaciones (a modo militar... ): gestiono la mudanza exclusivamente desde una habitación de donde salen cajan vacías y entran llenas. Y se ha convertido en vuestro objetivo del día: "conseguir acceder a la base"
Cuando alguno de los dos lo consigue, el espectáculo es digno de montar un vídeo promocional de un parque de atracciones. 



Charlie en el parque de atracciones
Invasión de la base de operaciones














2) Recopilación de pelos para disfraces de felinos simplones: esto es casi lo más gracioso... Cada día puedo recolectar un kilo de pelos, así... sin grandes esfuerzos ¿eh?. Basta con retirar ese armario que no has movido en un año para que salga un disfraz completo.
Lo que no es tan divertido es lo de pasar el quitapelos durante una hora por "x" (llámese colchón, llámese sofá...) y que dos segundos después os dé por volver a dejar vuestra seña de identidad.  Estoy a punto de rendirme...
Eso sí, hago un llamamiento a todos los felinos calvos del mundo... ¡¡¡estamos que lo regalamos!!! Pónganse en contacto conmigo y en un minuto les monto una peluca que ya quisiera un gato persa...

3) Reparación de daños colaterales: querido Umpitas... no sé cuántos especímenes humanos habrán sido víctimas de "la última factura de la luz", pero a mí me ha chafado mis ahorros de  varios meses. Así que ¡¡¡de ninguna manera admito quedarme sin la fianza del iglú!!! Eso supone tener que estar haciendo un esfuerzo extra... 


La famosa lámpara...
- Colocar esta cortina en este otro lado de modo que el boquete que le hiciste hace unos meses no se vea demasiado... ejem
- Comprar un pegamento de los "fuertes" para reparar diversos objetos. Por ejemplo la lámpara de mesa que se cargó Charlie con suma paciencia (el pobre, tuvo que tirarla 4 veces hasta que se la cargó... aunque, entre tú y yo, Umpa Lumpa, si la hubiera hecho añicos, le habríamos hecho un favor a la casera... porque es un atentado contra el buen gusto)

- Corta aquí corta allá... y otros maquillajes que hay que hacerle al sofá para que no se note se note lo menos posible que ha habido cuatro garras martirizándolo día y noche...



Diversos tapones hallados en las
profundidades de un sillón
Pero no nos vamos a quedar solo con lo negativo, Umpa... que todo trae sus cosas buenas. Estoy localizando todos los agujeros negros donde "misteriosamente" se habían ocultado diversos objetos durante días, meses, incluso años... A destacar el tapón del lavabo debajo de una de las camas (ya ni me acordaba de que el lavabo había tenido tapón) o los 200 tapones de oídos que Charlito se había dedicado a mangarme durante el tiempo de estudio ( siempre he sospechado que hay alguien de su familia que tiene acciones en una fábrica de tapones) Sin duda, el hallazgo que me hizo más feliz fue el del rotulador morado... ¡¡¡sabía que no podía haber desaparecido!!! Y aparece ahora... que ni lo necesito, ni lo quiero.


Eso sí... a vosotros el sueño no os lo quita nada... ni nadie...




En lo demás, ahora sí, procuraré escribirte más seguido. Iniciamos la última semana en el iglú, tengo que despedirme de las especímenes humanas cohabitantes en su día del 4ºA y que te sufrieron con paciencia durante tu infancia y adolescencia. Preparar la llegada de mis progenitores y montarle una fiesta al enanito, que sin duda le faltarán días en la vida para celebrar que por fin lo dejamos tranquilo.

Dulces caricias