jueves, 24 de noviembre de 2011

Secuestrado

Querido Umpa Lumpa, 


Después de que la última carta levantase ampollas por doquier, sin anestesia ni antibióticos profilácticos para preparar el camino, quizás tengo que disculparme un poco.


He de decir Umpitas, que lo hice un poco por venganza. Porque llevabas una semana que no había quién te domase. A los cotillas que se dedican a meterse en correo ajeno, les faltó pedir para ti la pena de muerte sin opción a revisión de condena. Vamos, que creo que he conseguido que les caigas mal.
Yo no quería eso, Umpa. Sólo quería que te calmases un poco y si algún cotilla nos leía, que me comprendiese cuando digo que soy tutora legal de un ser que no es normal, que a veces me desespera y me oprime hasta el llanto.


Pero te lo has ganado. La próxima vez, te portas mejor...


Por lo demás, Umpitas, en la fábrica de hipocondríacos, nos han dicho que vale ya de cachondeo lerele. Que entramos en temporada navideña, y que es momento de que nuestros futuras mentes ultrahipocondríacas se vayan curtiendo. Así que nada, a leer documentos. 
Conmigo esta vez no lo van a conseguir Umpitas... imagina que he robado el cristalino de una víctima de los hipocondríacos (=paciente) para ver si me motivo al verlo... (ya te pondré una foto cuando acabe esto..., no te lo puedo enseñar que seguro que me lo pierdes. O peor... te lo comes...)


Pero vamos al grano.
Hace dos días tuve que ir a ver al tipo que lleva con el título de  hipondríaco ya unos años. Ya sabes que me tiene cariño, que no para de quitarme trozos de todas partes para quedárselos de recuerdo y a lo mejor clonarme un día de estos. Y de vez en cuando le da por decir que quiere verme, para ver si con su gran sabiduría hipocondríaca puede detectarme cientos de miles de cosas más.
En cualquier caso, tuve que dejarte a cargo del enanito de dos metros, porque tú solo, la puedes armar.


Cuando volví, me encontré con la siguiente imagen y el texto siguiente (verídicamente verídico):



Tengo a Umpitas secuestrado. Si Irene quiere volver a verlo con vida, deberá depositar 

1.000.000 de € en billetes de 5, sin marcar y no correlativos en la papelera que

 próximamente se le indicará. De no cumplir con esta exigencia, será entregado a una

 familia de comunistas-nazis para que lo adoctrinen, llegando a tal punto 

de histeria que sus células estallarán en mil pedazos... ¡Que estoy mu locooo!


¿Cómo te quedas, Umpitas?

Afortunadamente, y conociéndote, realmente no me resulta complicado saber que con toda 
probabilidad tu secuestrador lo pasó peor que tú.

Lejos de obligarme a pagar el rescate, te devolvió gratuitamente y casi me paga para que
 nunca jamás te acerques a él (a no ser que le haya entrado el síndrome de Estocolomo) 


Y es que... sí, hay que estar mu locooo para secuestrar a un Umpa Lumpa al que se le va la cabeza...


Sin otro particular, me despido hasta la próxima, Umpitas. Pórtate bien ¿eh?

Dulces caricias

jueves, 17 de noviembre de 2011

Estoy criando un monstruo

Querido Umpa Lumpa,


Estoy en un estado de desesperación. Te lo digo de verdad. ¡¡¡NO PUEDO CONTIGO!!!
Llevas una semanita completamente insoportable. Y a veces me entran crisis de ansiedad y todo porque ya no sé qué decirte, ni cómo hacerme contigo.


Cuando tenías 6 meses creía que se te iría pasando poquito a poco ¡¡¡JAAAA!!!. Vas a más Umpitas, y con muuucha más fuerza. Lo único que pienso es que estoy criando un auténtico monstruo. Y si alguien tiene dudas, que siga leyendo.


Lo he probado todo:
-Fliss de agua
-Gritarte por tu nombre compuesto: ¡¡¡UMPA LUMPAAA!!! (sabes que sólo te llamo así cuando haces algo mal...)
-Inmovilizarte
-Zarandearte diciéndote: ¡¡es-que-no-te-pue-des-es-tar-quie-to.un-ra-to!!
-Te lo he pedido por favor
-Te lo he suplicado casi con lágrimas en los ojos
-He tratado de hacer un refuerzo postivo.
-Te he ignorado
-Llevo usando casi un año el condicionamiento operante (que mostraré en breve) y que sólo me sirve para encontrarte cuando desapareces.


-No funciona nada...


El enanito de dos metros es testigo de mi angustia absoluta.

Yo sé, Umpa Lumpa, que la mayoría de los cotillas que leen estas cartas pensarán que exagero. Pensarán que los estúpidos felinos dan la misma guerra que un Umpa Lumpa en estado maníaco.
Y he de recordar, que he convivido con múltiples felinos simplones antes. Y que, o eres un Umpa, o lo tuyo no es normal.

Si tuviera benzodiacepinas a mano, o directamente fentanilo, te metería un buen chute para descansar un diíta, Umpitas, no pido más... UN DÍA...


Pasaré sólo a enumerar alguna de las muchas cosas y a mostrar testimonios gráficos, porque si no, nadie me cree:


1- La mosquitera
Momento midriasis
No sé exactamente qué tienes en contra de la mosquitera, Umpa. Créeme, que aunque resulte algo cursilón, la tengo puesta POR ALGO. No es por mera decoración, no señorito. A ti eso te resbala, claro. 
-Me lanzas una de tus miradas asesinas (pupilas midriáticas cual cocainómano)
-Cuando has captado mi atención, emites un graznido tal que: MMMMRRRREEEEEEUUUUU
-Medio segundo después pegas un salto a la mosquitera
-Esperas a que grite: ¡¡¡¡¡UMPA LUMPAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!
-Te bajas de un salto, tiras todo lo que hay en la mesilla, sales a la ventana y me diriges una mirada dulcíiiiiiiiiiiiisimaaa.


Momento mirar mosquitera previo a graznido
¿Te crees que algo tan sumamente delicado soporta tus más de 4 kilazos de peso?
Si tuvieras un mínimo conocimiento de física, sabrías que no.
Ahora mismo, la mosquitera parece un queso gruyere, y está perdiendo a pasos agigantados su poder antimosquitos.


Por si fuera poco, en tus brevíiiiisimos momentos de relax, te pones a mordisquearla y suena el ya clásico: "CRASSHHH, CROASSHH, CRASSHH" que parece la banda sonora de mi habitación.


2-Parte de lesiones
Si los rotuladores, las chinchetas del corcho, la mesilla, los apuntes y la mosquitera no se libran de tus ataques... ¿por qué voy a ser yo menos?


Es algo que no admitirías en ningún caso... Dejarme a la altura de una mosquitera... ¡LO ÚLTIMO!
Así que, has decidido poner todo tu empeño en mí. últimamente me atacas por la espalda, esquivas mi mano cuando intenta pararte con saltos impresionantes, me cazas la cabeza...


Resultados:
-Ayer fui a clase con un arañazo en la frente y otro en la mejilla (hechos por dientes de Umpa, por supuesto). Así que, ricitos de oro, que es muy hábil ella, me preguntó:"¡¡Uyy!! ¿qué te ha pasado en la cara? ¿El Umpaa?" Tu fama se extiende sobre la faz de la tierra... (lamento no poder poner imágenes hoy de este episodio...)


-Esta imagen, la voy a dejar sólo con una pequeña reflexión...: ¿Qué es lo que tengo en casa? ¿Un Umpa o un tigre de Bengala? (es de las pocas lesiones que me has hecho usando las uñas. Porque en eso sí que eres muy bueno Umpitas, pero en o demás...)







-Ya no sé si de mayor quieres ser jardinero o vampiro (por si alguien lo pone en duda, es un colmillazo, nada de uñas...)



Querido  Umpitas, veo supernanny toooodos los viernes y enviiiiiiidio a esas madres, te lo digo en serio. En una semana consiguen domar a sus retoños. Yo no soy nada permisiva contigo y llevo más de un año intentando enderezarte.

En fin. Espero que la próxima carta tenga un tono menos trágico. Pero es que te estás cubriendo de gloria, guapete.

Dulces... ¡azotes en el culete!  Que ni caricias te dejas dar ultimamente....

martes, 8 de noviembre de 2011

De mayor quieres ser... jardinero

Querido Umpa Lumpa,


A veces me tomo mi tiempo en escribirte... y no es que no tenga cosas que decir. De hecho, tendría que apuntar todas las cosas, porque si no se me olvidan.


Las semanas pasan a una velocidad vertiginosa y sin querer ya no queda mucho para que en la fábrica de hipocondríacos les dé por ponerse a hacer pruebecitas como posesos.


Mientras tanto, he continuado con mi relación estrecha con los carniceros. Para pasado mañana me han dicho que me busque otro sitio, que no quieren verme más por la carnicería (hasta dentro de un tiempo). 
Las impresiones del primer día no han cambiado mucho.
Los carniceros son gente extraña, a los que les gusta ver la sangre volar. Y cuanta más, mejor. Que están suspirando por quitarte un trozo de algo en el momento en que te descuidas.
Y que si no te dejan meter mano en el asunto es porque disfrutan realmente de esos momentos... 


He aprendido:
-Que todo puede acabar en una esplenectomía
-Que el colon y el estómago sirven para todo. Pero si los quitas, tampoco pasa nada.
-Que los hipocondríacos que se dedican a dormir a los pobres pacientes tienen siempre mucho más que decir que los carniceros (y con delicadeza y todo)
-Que me encanta el espendedor de pijamas para la carnicería. Y que quiero una cosa igual en mi casa.


En fin, ya sé que no lo entiendes, pero ya te familiarizarás con la terminología.
Lo he pasado bien, Umpitas.


Después de las jornadas carniceriles tenía que volver a encontrarme contigo... y como no quiero extenderme mucho, contaré sólo cosas bonitas de ti... (¡JA!)
Y es que Umpitas... eres taaaaaaan bueno. Siempre dispuesto a ayudar, siempre dándolo todo... Porque tú, las cosas, o las haces bien y por todo lo alto o no las haces. Así me gusta Umpa Lumpa. Estoy orgullosa de ti.


La historia es sencilla.


Hace ¿4 años? ¡a saber!, el enanito de dos metros, en un acto de suma generosidad, me regaló una plantita verde, pequeña y chula para que no me sintiese sola. Fue una gran idea, no veas la de conversaciones que mantenía yo con la planta. Vamos, que me acostaba de madrugada, porque la tía tenía una labia que no veas. Con ella no me hizo falta escribir cartas porque nos entendíamos a la perfección.


Umpa Lumpa buscando plantas para comer
Una vez se cabreó conmigo porque estuve una semana sin darle nutrición y decidió que no iba a crecer y que se iba a poner amarilla y fea para el resto de sus días. Y eso hizo. En 4 años no ha crecido ni medio centímetro y sólo se ha puesto verde cuando estaba en la casita de la sierra bajo los cuidados de mi progenitora.


Hace algo más de un año, le cedí la custodia al enanito de dos metros, porque los de Renfe son muy suyos, y eran capaz de cobrarme 40 euros por llevármela de vacaciones. Y sinceramente no tuve demasiado interés en recuperarla.


Pero unos días atrás, decidí recuperar la custodia, y le reclamé al enanito de dos metros la devolución inmediata de lo que me correspondía.


Estuviste realmente atento a cómo podé sus ramitas mustias, cómo le limpié las hojitas con sumo cuidado y mimo y como decidí colocarla en mi habitación.
Pero tú, que eres un ser afable y amistoso donde los haya, no quisiste perder la ocasión de acercarte a ella para que no se sintiese sola.
De paso, con esa facilidad que tienes para ayudar en las tareas domésticas, decidiste copiarme de inmediato y seguir podando por tu cuenta ramitas y limpiando hojitas ( y purgando tus tripas llenas de plástico, lanas y demás porquerías, de paso). 


La famosa planta traidora, antes de que la subiese a la estantería
-Te eché una bronca y me di la vuelta
-Te comiste 3 hojas más
-Cogí el flhissssssss (tú me entiendes) de agua y te eché dos veces (no sé para qué lo hago, si eso parece que te da alas...) Volví a darme la vuelta
-Te comiste otras 3 hojas (a estas alturas le quedaban ya pocas hojas más que comer)
-Puse la maceta en la estantería más alta del salón y unto la maceta con limón (ya sabes... esas cosas que supuestamente ahuyentan a los estúpidos felinos... pero tú de estúpido tienes mucho y de felino bien poquito)


Un día después...


-Aparece arena en la estantería y... 0 hojas en la plantita.


Por la tarde, le devolví la custodia al enanito de dos metros.
Que a todo esto... no sé por qué he hecho eso... a quien tenía que haber echado de casa era a tiiiiiii.
Si de mayor querías ser jardinero, no tenías más que decírmelo... Aunque eres muy cambiante y creo que te van más otras cosas.


Dulces caricias