lunes, 13 de julio de 2015

La accidentada llegada de Charlie al Ritz

Querido Umpa Lumpa:

Después de mes y medio viviendo en "el Ritz" (como vamos a denominar a nuestra nueva casa de ahora en adelante) solo podemos decir que no se me han caído los anillos por bajar yo la basura. Tampoco por subirme no-sé-cuántos-muebles de los que tiran en perfectas condiciones (y que luego se venden en el mercado de segunda mano por una pasta con el título de "vingt-âge"...)

Y es que, Umpitillas, los vecinos del Ritz no solo te restriegan las llaves del Jaguar por la cara... además no se manchan las manos con sus desechos (los dejan en un cubito en cada piso y los tira el portero) y cambian el mobiliario anualmente... (si no, no me lo explico... ¡¡La próxima vez alquilo piso sin amueblar y en un mes lo tengo montado!!)

Desde hace unas semanas, comparte lujo con nosotros, Charlie. De su llegada quería yo hablarte...
Porque más ajetreada ¡¡imposible!!

Para empezar, las semanas previas a su llegada en una muestra de amor hacia Galia, mi progenitora y hermano M. insistieron una y otra vez: "¿Por qué no te llevas a Galia y dejas a Charlie en la casita de la sierra? Galia no es feliz aquí... Charlie ya está adaptado..."
Vamos... que Galia lleva más de 3 años viviendo la casita de la sierra (casi toda su vida) ¡¡¡y ahora resulta que no es feliz!!! Y Charlie en dos meses de estancia, está adaptadíiiiisimo.

Y Umpitas... no es que yo no quiera a Galia, pero la casita de la sierra es su hogar. Y que ahora me vengan con el antojito de quedarse con el Charlitún pues como que no. Y es que... todo hay que decirlo: Charlito guapo guapo... no es, pero mola que te cagas.


Charlie en una imagen de archivo aún en el iglú

Finalmente, llegaron mis progenitores. Y les costó, Umpa. Porque todos los progenitores del mundo enarbolan "la bandera del orgullo viejil". Y oye, ¡¡cómo no van a saber llegar a mi casa pese a que nunca han pisado siquiera esta ciudad!! Pues nada... ¡ni un triste mapa llevaban a mano! Y entre que el gps no les iba (o ellos no querían que les fuera...) todo derivó en la siguiente conversación:
Yo: ¿Por dónde estáis?
Progenitora: No sabemos... ha bajado tu progenitor a preguntar y le han dicho que vayamos hacia el río - (El río sin río.. menos mal que no fueron porque como no hay tal río, a día de hoy seguirían buscando el camino)
Yo:¿Pero dónde estáis? ¡¡Decidme alguna calle!!! Que lo busco en google y os digo por dónde ir!!
Progenitora:
...
Yo:
¿?¿?¿?
Progenitora: Espera... Calle... CARRER... ¡¡¡Carrer algo!!! ¡¡Busca calle carrer!!
Yo:... ¡¡¡CARRER SIGNIFICA CALLE!!! ¬¬

Y llegaron, Umpa. Y bajé a ayudar a subir los restos de mi mudanza y al pobre Charlie que no se había coscado de nada.

Agarré el transportín y me percaté inmediatamente de que Charlie había sido objeto del infalible "plan de engorde" perpetrado por mi progenitora. Así que lo llevé como buenamente pude. 

Y en esto que estamos a mitad de camino y a punto de cruzar una gran avenida... que... ¡¡¡ZASSSS!!! Se suelta la puerta del transportín (porque alguno de mis progenitores no le debió de parecer suficientemente importante llevar al felino simplón con la puerta cerrada y bien colocada)
Entré en pánico. Metí la mano en el transportín y agarré al pobre Charlie del pescuezo mientras soltaba improperios por la boca... Y así tuve que ir hasta llegar al Ritz.

Sostener al transportín y sujetar al felino simplón al mismo tiempo, casi me cuesta que me amputen el brazo (tres días tuvieron que pasar hasta que me desaparecieron del todo las marcas) 
Pero llegamos todos vivos...

Y tú, Umpa,  para no desentonar con la catastrófica situación, estuviste 3 días bufando a Charlie. Y de un minuto a otro te pusiste a jugar con él a lo bestia y aquí paz y después gloria.

A día de hoy... todos felices en el Ritz... (bueno, los vecinos de abajo no sé bien cómo estarán llevando vuestras luchas, carreras, saltos y objetos al suelo...)

Tenía pensado escribirte antes, Umpa Lumpa... pero esto de trabajar como hipocondríaca residente y hacer guardias y todo el pescao... hace que no tenga todo el tiempo que quisiera.

Eso sí, te debo una carta dentro de poco, contándote que ¡¡¡somos famosos!!! No te lo tomes a broma, Umpa... que a mí ya se me ha subido a la cabeza y estoy por ir a trabajar con gafas de sol y guardaespaldas... (algo que sería digno de nuestra nueva posición social viviendo en el Ritz, por otra parte...)

Dulces caricias