domingo, 24 de febrero de 2013

De cómo cacé a Umpa Lumpa...

Querido Umpa Lumpa,

Ays sí... aunque parezca mentira sigo viva (y tú también) Pese al brevísimo respiro que me da la fábrica de hipocondríacos, no me ha dado tiempo a aburrirme para nada. 

Esto es un sinvivir:

- Primero que estamos sin cámara (desde que te cacé, es la primera vez que estoy sin cámara tanto tiempo... y para mí, estar sin cámara es como hacer que el tiempo no exista. Así que febrero ha pasado por delante de mis narices sin pena ni gloria) Pero ¡TRANQUILO! Acabo de adquirir una con muy buena pinta por una cantidad nada desdeñable (después de casi mes y medio mirando modelos...)

- Por si no lo sabías, te lo cuento: en aqueste país, cuando en la fábrica de hipocondríacos te han dicho que eres lo suficientemente hipocondríaco, te dan una palmadita en la espalda, un papelito con el título de hipocondríaco y te saltan, así, sin paños calientes que tienes que hacer otro examen porque no se lo creen del todo. Y que después te toca  escoger en qué parte del organismo de los especímenes humanos quieres ser más hipocondríaco.
Dicho examencito, recibe el nombre de MIR. Y como aquí somos todos unos agonías, Umpa Lumpa, nos han venido nosécuántas academias (vale... sólo 3) a vendernos el oro y el moro diciéndonos que eran las mejores en preparar para el dichoso examencito.
Ahora podrás deducir por qué me he tirado medio fin de semana comparando manuales, decidiendo una cosa y al segundo la contraria... Es para echarse a llorar Umpitas.

- El hermano del enanito de dos metros ha decidido contraer matrimonio pero la historia de la boda del hermanísimo, me da para cuatro cartas por lo menos... 

Así que, con lo poco que me mola a mí  lo de las decisiones, comprendes por qué no he podido sacar un segundo para escribirte.

Y es que yo soy así, Umpa Lumpa. Hasta para cazarte tuve dudas. Oh sí... Y más después de verte aquella cara. Después de dos años escribiéndote, creo que ha llegado el momento de contarte cómo te cazamos...


De cómo cacé a Umpa Lumpa...


Era un día cualquiera de Octubre de 2010 cuando pasé con mi flamante bici sin frenos por delante del majestuoso Parlamento Andaluz. 
Jardines del Parlamento
El jardín era un sitio donde un grupo de felinos vivían afincados mimados por los múltiples alimentadores de felinos simplones. Y digo vivían, porque por la época decidieron que no quedaban bonitos en un sitio tan ilustre. Algún amante de felinos simplones se dedicaba a sacarlos de ahí progresivamente. Pero mientras tanto corrían tiempos felices.

Hasta que llegaste tú, se entiende.


Cuando pasaba por ahí, tendía a no mirar demasiado el interior del jardín. Porque, por si no te has dado cuenta, me pirran los felinos simplones y no hay nada peor que toparme con un grupo de ellos  para perder el norte, el sur,  dejar de lado obligaciones, aficiones, etc etc.


Con una flecha señalado el arbusto maltratado
Pero ahí estabas tú. Bueno... tu pata... La pata tonta de Umpa irrumpió trágicamente en mi campo visual. Estabas martirizando a un pobre arbusto (a día de hoy seguirá acordándose de ti con toda seguridad). Y no vi más que eso... Una pata microscópica zarandenado la rama del arbusto (sí... al de la imagen me refiero)

Continué mi camino, pero la imagen de la pata tonta se repetía una y otra vez en mi mente.

Un par de días después, con lata en mano, me adentré en el jardín parlamentario para buscar a qué clase de felino simplón pertenecería esa pata.
Y te vi a ti... Por momentos me engañaste y creí que eras un dulce cachorro horrorosamente feo de felino simplón. Muerto de hambre, plagado de parásitos intestinales y con unos ojos ocultos por una cortina de legañas. 
Te acerqué una cuchara con comida... te acercaste lentamente y desconfiado y comiste un poco.

Me engañaste bajo ese disfraz de cachorrillo...

Le conté la historia al enanito de dos metros. Le dije que teníamos que cogerte porque estabas en claro riesgo (ERROR. Todavía hoy nos martirizamos por la decisión).
Y llegó el viernes... y con la caja diabólica acudimos en tu búsqueda.

Y ahí estabas, cual aristócrata caminando sobre el mármol. Una felina simplona había hecho de madre contigo (creo que alguien se hizo cargo de ella más adelante). Tengo fotos de ella que quizás te enseñe algún día, cuando seas mayor de edad, por todo eso de los derechos de tutela.

Y ahí estábamos nosotros. Yo, que después de haber dado la tabarra durante días volvía a mi indecisión y ya no sabía si quería cogerte, si no... Cómo hacer para cogerte... en fin. Delegué en el enanito, que esto de cargar con mis impulsos se le da mejor. 

Te atrajimos con comida poquito a poco... Reculaste una de las veces y la siguiente ¡¡ZAS!! ¡CAZADO! Y a la jaula diabólica.
La que ejercía de madre, en ese momento debió de suspirar miles de agradecimientos. No sabía qué especímenes humanos podían tener tal bondad como para librarle de un ser tan tocanarices sin exigir nada a cambio. Y nosotros, como bobos, para contentarla, le dejamos un buen planto de comida (De ahí que el enanito no pare de chincharte con eso de que "Tu madre te cambió por un plato de lentejas")

Llegamos al 4ºA. Te examinamos. Tenías una barriga esperpéntica. Realizabas una técnica de kárate que asustaba al más valiente... ¡¡menudo manejo de la pata tonta!!. Así que te dejamos tranquilo aislado por esa noche.

Y sí... sólo al día siguiente, cuando ya era tarde para arrepentimientos, al observarte más detenidamente, me di cuenta de que esos pelánganos que cubrían tu cuerpo, formaban parte de un disfraz de felino simplón. Que en realidad tú eres... ¡¡UN UMPA LUMPA!!
Una de tus primeras fotos de Umpa Lumpa disfrazado

Y como a originalidad no me gana nadie, te puse de nombre Umpa Lumpa. Total, no hay tantos Umpas pululando por el mundo.

Desde ese día, hace ya más de dos años, el enanito sigue preguntándome con insistencia el ya clásico: "Bueno...¿no lo ibas a dar? ¿CUÁNDO LO VAS A DAR?"





Pero igual que soy tarda para tomar decisiones y le doy miles de vueltas a algo... soy muy consecuente con ellas. Y si hay que aguantar Umpa... pues se aguanta Umpa. No le deseo tanto mal a nadie como para encasquetarte.

Y esa es la historia de cómo y por qué actualmente soy tu tutora legal.

Sin más dilación, me despido hasta pronto Umpitas (esta vez sí... espero)

Dulces caricias

PD: y con tu permiso... Umpitas... esta carta tiene doble dedicatoria:
1- A Eva, que fue la primera interesada en saber cómo fue tu cacería 
2- A Mónika, que es el espécimen humano más parecido a un Umpa Lumpa que he visto en mi vida. Pero que sigue necesitando muchíiiiiiisimas fuerzas y mucho ánimo