Sólo te escribo para hacer un resumen después de tanto tiempo.
No es que no quiera escribirte, ni que no tenga nada que contarte. Es que esto del verano me impregna una vaguería de la que me resulta tan complicado salir...
Como te conté en otra carta, he estado un mes yendo y viniendo al lugar donde trabajan los hipocondríacos. Francamente creo que sí que me ha resultado útil para curtirme como hipocondríaca, aunque no sé qué opinarán de mis progresos los jefecillos de la fábrica de hipocondríacos. Esto no quita que me vaya a librar de las pruebecitas, ¡JA!. Da igual que me hayan enseñado las múltiples presentaciones pediátricas del paracetamol (sí, he estado con cachorros de especímenes humanos, que es lo más parecido que hay a un Umpa Lumpa) O que haya aprendido que la fórmula para dejar K.O. al Helicobacter Pylori consista en usar una técnica que debe de ser tan poderosa como la Onda vital del mismísimo Goku y que se llama OCA.
No Umpitas, nada de esto es suficiente para librarme de leer cientos de miles de documentos durante 3 o 4 años más. Nada, que hasta que no tenga el título de hipocondríaca, no me dejan usar la técnica del OCA...
De momento, en la fábrica de hipocondríacos no ha pasado inadvertido que en febrero me salté una de las dichosas pruebecitas, así que me toca hacerla dentro de unos días. De manera que me toca leer documentos en pleno agosto mientras tú te lo pasas divinamente. Porque otra cosa no, hijo, pero tú te estás pegando las vacaciones de tu vida.
Para empezar, por misterios de la naturaleza de los Umpa Lumpa, has decidido trasladar la fábrica de cacalate a la mini-naturaleza de la que disfrutas en la casita de la sierra. Sí Umpitas, sí... aunque parezca mentira, llevo semanas sin oler tu prolífica producción de cacalate.
Yo entiendo en parte que desees contribuír con la economía familiar para que ahorremos en abono para el césped. Pero créeme... ese ¿césped? no creo que pueda resucitar ni con el cacalate de un Umpa Lumpa de la más alta nobleza.
Con la Malaúva... todo sigue igual:
Por otra parte, has cambiado las cortinas por los árboles. Últimamente tu semejanza a los felinos es únicamente en el disfraz, porque de comportamiento cualquiera diría que te asemejas más bien a un mono capuchino. Sin embargo, tengo la absoluta certeza de que si en la casita de la sierra hubiera cortinas, tampoco tendrías motivos para dejarlas sin tu sello de identidad.
Imagino que te habrás dado cuenta, pero como no tienes muchas luces te lo digo por si acaso:
Al comienzo de las vacaciones te hice un DNI, y para que no lo perdieses (porque te conozco) hice que te lo metieron debajo de la piel (nota mental: llevo con mi DNI caducado 2 meses y sigo sin tener ganas de pedir cita para renovarlo...).
Y ahora, para que sepan que llevas ese DNI te he puesto un magnífico collar de 3 euros que lo tienes frito de tanto rascarte. Con lo monísimo de la muerte que vas...
(Como no tengo fotos todavía con el collar para que veas lo guapo que estás, pongo un vídeo en el que se observan tus numerosos intentos por encandilar a la Malaúva...)
Muestra de la sangre |
Bien, pues ya no hace falta que le mande más regalos de mi preciada sangre (mira la foto para que veas que era verdad...). Me ha dicho que con lo que tiene y con lo que me sacan cada poco sus vampiresas, tiene más que suficiente para clonarme un día de estos. Eso sí, hoy ha dicho que le apetecía tener un trozo de mi piel y eso explica el aparatoso parche que me han puesto y que me haya tirado durmiendo toda la tarde por la dichosa capacidad del polaramine de atravesar barreras hematoencefálicas...
De momento, y hasta que alguien diga lo contrario, ¡seguiré siendo una Glivec-girl!
Prometo escribirte en breve...
Dulces caricias